Lo que no se enseña
Lo que no se enseña
Publicado el 24-Abr-2016 por Santiago TejedorQue alguien le insista en que en esa currícula se aclare que “ver” no es “mirar”. Y que tampoco es lo mismo “estar vivo” que “vivir”. Deberá existir también un "seminario de orientación y de cartografía vital" pues tendemos a ir –y a veces, hasta quedarnos– a esos lugares y con esas personas que nos hacen daño y solemos huir de las que nos podrían sanar.
En esas escuelas y universidades, propongo un ejercicio –formativo y revelador– de intentar, por unas horas o unos días, ver desde lejos sin abrazar, sin besar. Obligatorio un "ciclo de conferencias" sobre la envidia, los celos y cómo no... la culpa. Después, los que quieran que cursen un postgrado, un máster o un doctorado en “desengaños”, en "cárceles de oro", en “cicatrices mal curadas” o en “promesas incumplidas”. Hay tanto donde especializarse… Ante todo, que sus planes de estudio –de primer, segundo y tercer ciclo– incluyan la "asignatura de la soledad". También, la de la "melancolía". Después un taller (teórico, pero sobre todo, práctico) del caer y del levantarse. Para que nadie se piense menos que nadie. Para que nadie se olvide de quererse (a uno mismo). Para que entendamos que “esto” –pase lo que pase– es y será un regalo.
Cuando alguien cree –algún día– esas “escuelas del querer” y esas “universidades de la vida”, por favor, decidle –con buenas maneras– que llega tarde y mal. Que no servirán de nada. Porque “esto” no se enseña. Se aprende.
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